Una persona no siempre es igual y no siempre piensa de la misma forma…
Cuando era pequeña, pensaba que las joyas de oro y diamantes eran para personas mayores. Pasados unos años, empecé a pensar que me gustaban mucho más las joyas de oro y piedras preciosas. Ahora creo que hay situaciones y momentos para ambas: joyas y bisutería…
Hace poco me enamoré de Swarovski…
En mi mente, esta marca era sinónimo de pequeños objetos de decoración, como los que se ven en las casas de muchas abuelitas.
Así que cuando mi madre me regaló unos pendientes de Swarovski, me vino a la mente Swarovski igual a abuelita… y se me puso una cara de… “¡Pufff! ¡¡Qué ilusión….!!”
Solo tardé unos segundos en cambiar de opinión. Me los puse y vi la cara de todos los que me rodeaban: sonreían deslumbrados por cómo me quedaban. Así es como decidí que tenía que dar una oportunidad a Swarovski…
Desde entonces, los uso muy a menudo porque sé que me iluminan la cara (suena cursi, pero mírame al espejo y me entenderás).
Además, te recomiendo una cosa…
¡¡Pruébatelos!!
En el escaparate o en la caja no parecen tan bonitos como cuando te los pones, créeme…