Después de un día largo y agotador, intentamos desconectar un rato antes de ir a la cama.
Los expertos aconsejan realizar actividades relajantes
así que se suponen descartados los ordenadores, la playstation o similares.
También aconsejan no ver la televisión… ¡¡¿¿Y entonces??!!
Después o durante la cena, nuestra actividad relajante es ver una serie, ya que una película en el día a día, nos resulta muy larga.
Dependiendo de la hora que sea y del sueño que tengamos… vemos uno o dos episodios. Lo más difícil es encontrar una serie que nos guste a los dos.
Nos hablaron de Juego de Tronos, leímos el argumento y empezamos a verla.
Reconozco que tiene demasiada violencia (yo cierro los ojos y me acurruco contra mi cojín o en el brazo de mi chico hasta que me avisa que ha pasado lo peor) y es bastante explícita en algunas escenas.
Pero tiene un argumento, unos diálogos, unas imágenes, unos actores… que enganchan!!
Al principio no sabes quién es quién y solo intentas no perderte entre el maremágnum de casas, personajes, reinos…
Al poco tiempo ya te estás enamorando del guapo (hay unos cuantos!!), queriendo dar un escarmiento a la mitad del reparto o un par bofetadas, luchar al lado de los buenos… aunque para eso tienes que descubrirlos primero.
Por cierto, ¿hay buenos y malos?
Después de ver un episodio, estoy deseando ir a la cama a descansar, ya que entre tanta guerra y tantas batallas verbales y físicas, me encuentro extenuada.
Y a la vez quiero ver qué pasará en el siguiente episodio.
La trama tiene giros tan inesperados y ocurren tantas cosas en un solo episodio, que si te saltas uno… ¡¡estás perdido…!!