Dicen que cuando tienes a un gran hombre delante, se nota.
Y no digo magnífico artista… aunque según los expertos, eso es indiscutible.
Caminar por el barrio de las letras de Madrid es impactante, pero no tanto como entrar en la calle Alameda y encontrar colgado a un hombre. Y si además, al avanzar descubres que otro te mira fijamente escondido trás un sombrero… empiezas a inquietarte. Así me sentí ayer, cuando fui a ver la exposición de Ignacio del Río en la galería Yuriko Yamamoto.
Antes y después de ver la exposición, pude hablar con don Ignacio, al que no fui capaz de reconocer sin sombrero y me pareció que tenía muchos años menos que en su web.
¡¡Qué energía, qué vitalidad, qué entusiasmo por la vida!!
Las tres zonas con temática diferentes, están separadas físicamente, lo que te permite descansar la vista y preparar la mente para el siguiente torbellino de imágenes.
Pensé que no me gustaban los cuadros oscuros… ¡¡qué ingenua soy!!
He visto cuadros donde Ignacio juega con la paleta de colores como si fuese un niño, aquí y allá… dando vida a paisajes de tormentas… de cielos negros… capaz de dar miedo a cualquiera.
Si lo tuyo no son las exposiciones, no vayas.
Pero no dejes de invertir tu tiempo en esta web de Ignacio del Río, donde verás algunas grandes pinturas (en tamaño también) y conocerás a un pintor español, vivo y reconocido a nivel internacional.
Si estás en Madrid y tienes alguna posibilidad… Estará hasta el 30 de abril de 2013.
Y si estás en la zona de Huertas tomando una cervecita… anímate a visitar la exposición entre un bar y el siguiente. Acércarte a ver algo de cultura que llene tu tarde de recuerdos y tus conversaciones de mar, toros y gallos.
Ignacio, amén de ser mi amigo, es mejor persona que pintor y eso ya es decir mucho, muchísimo, porque como pintor es algo maravilloso. La limpieza de los colores de su paleta no la he visto en nadie y el asombroso dominio del dibujo es digno de un maestro. Como dices, Sonia, además es todo vivacidad: no pierde ni un segundo de su vida ya que sólamente piensa en vivir.