Querido felpudo, es tan fácil olvidar que te pisoteo cada día…
Y aunque muchas veces ni te miro, en el fondo, en el fondo, muy en el fondo…
te agradezco tu entrega total y sincera sumisión, pero…
No entiendo qué te pasa últimamente.
Diría que te veo…
más bajo de moral
¿¿…irascible…??
e incluso amenazador.
Espero que no me obligues, pero…
si en breve no te animas y eres más cariñoso,
me veré en la obligación de buscar un sustituto.
Recuerdo el último gran chaparrón.
Llegué a casa calada y con los zapatos llenos de barro.
¡Qué ganas de cambiarme,
darme una ducha caliente y
tumbarme debajo de una manta!
Al día siguiente vi toda la casa llena de
molestas piedrecitas y con pegotes de barro esparcidos aquí y allá.
¡¡Imperdonable!!
Tendré que valorar muchas cosas, qué duda cabe.
Pero necesito saber dónde está el norte y ahora… no lo veo.
¡Espera, podemos hablarlo! No te asustes tanto…
¿Y si te guardo en el trastero o en el altillo?
Mañana podrían necesitar tus servicios algún familiar o amigo.
Ya sabes lo bien que siempre he hablado de ti … bueno, más o menos…
Qué genio, ¡oye!
Seguro que encontrar tu sustituto
no será labor de un solo día… (o quizás sí).
Sabes que no me suelo enamorar tan fácilmente…
¿Te acuerdas cómo nos conocimos?
Tengo un nítido recuerdo de esa tarde… ¿o era por la mañana?
De cualquier forma,
fue en ese gran supermercado donde hago la compra todas las semanas…
Espera, ¡no!
Estabas en esa tiendecilla del centro
en la que me gusta entrar y ver una y otra vez todos sus objetos…
cada vez ordenados ligeramente diferentes.
Al acercarme, tú cerraste los ojos…
esperando que los míos,
siempre hambrientos de chorraditas nuevas,
se fijasen en esos colores…
en ese diseño especial tan tuyo, tan irrepetible…
aunque fuese uno de tus hermanos gemelos
el que hizo que mi mente lanzase una señal de alerta
y mis ojos volviesen a ti… a tu hermano.
Si ese señor tan desconsiderado y sigiloso no se hubiese llevado a tu hermano,
con el daño emocional y económico que eso me produjo,
seguro que no me habría decidido a comprarte ese día.
¡Qué vueltas da la vida…!
¿Sabes…?
Estoy recordando por qué te quiero tanto,
por qué haces que mis días sean especiales.
Creo que, aunque estás algo desaliñado y descuidado,
yo tengo parte de culpa.
Llevo varios años sin acicalarte y…
todavía no conoces a la aspiradora ¿verdad?
Prometo remediarlo… en breve.
Si esta semana se alinean los planetas y me acuerdo,
mañana… o quizás pasado,
me levantaré con ganas (difícil – difícil)
y por fin, podré ayudarte a recuperar tus colores,
o lo que sea que todavía te quede.
Aunque tu dibujo esté medio borroso
y ya no sea capaz de reconocerlo,
puede que al fin y al cabo,
todavía no haya llegado el final de nuestra historia…
¡¡Me encantan todos!! Aunque uno en especial, ¡¡qué es el que tengo en mi puerta!! 🙂 😉 🙂
jejeje
ya me ha contado mucha gente que ha visto su felpudo en este artículo
si es que sois todos como yo…. os encantan los pequeños detalles…
Este lo conozco, lo he pisado alguna vez.
Síiiiii!!!!
El come-cocos…. es precioso!!!
Falta el mio…. Y ya no podre hacerle una foto…
Era muy bonito… snif, snif. 🙁 🙁
Estos amigos de lo ajeno…. son unos…. grrrrrrrrrrrrrrrrr
Y además delante de tus narices y seguramente hasta sean vecinos tuyos… increíble.