Ya puedes tener un paraguas super bonito, práctico y con un diseño fantástico
o uno viejecito, medio roto y que te da vergüenza sacar a la calle.
Cuando llegas a casa, a la oficina o a una tienda…
nunca sabes qué hacer con él y mucho menos si lo acabas de usar y ya está escurriendo agua.
Así que… ¡¡busquemos paragüeros!!